El presidente de la Cámara de Diputados de Santa Fe, Miguel Lifschitz, y la concejala Verónica Irizar presentaron ayer ante organizaciones, especialistas, industrias y universidades proyectos para producir y facilitar la distribución de alimentos sustentables en el cinturón verde de la ciudad. Se promueve la disposición de 1100 hectáreas para el desarrollo frutihortícola y de industrias alimentarias, generando hasta 2000 empleos directos y canales de comercialización para toda la ciudad.

El Proyecto de Ordenanza de Vero Irizar:

 La iniciativa contempla el desarrollo de un Plan Estratégico a través del municipio, mediante el cual se invierta en infraestructura y equipamiento, brindando asesoramiento y permitiendo así el desarrollo de las industrias, agricultores y agricultoras. También será fundamental el apoyo del gobierno de la Provincia de Santa Fe, para generar vínculos y acciones que permitan la promoción de estos terrenos, brindando servicios e invirtiendo para posibilitarlo.

 A partir de la iniciativa, se le daría uso al suelo ya disponible en la ciudad y que hoy no cuenta con las características necesarias para que puedan desarrollarse estas actividades. “Queremos promover y conservar este lugar que es indispensable para el futuro de la ciudad y su matriz productiva, generando también nuevos canales de comercialización, un sello de calidad y con múltiples beneficios para el medio ambiente, recuperando también terrenos degradados”, amplió la concejala socialista.

  

El Proyecto de Ley de Miguel Lifschitz: 

Un proyecto de ley para promover los cinturones verdes y regular la actividad agropecuaria en las zonas periurbanas de pueblos y ciudades de la provincia, con el objetivo de intervenir en esos espacios con una perspectiva de desarrollo territorial. Se trata de la primera iniciativa en el país en este sentido y crea además un fondo específico para la reconversión productiva y el apoyo a emprendimientos relacionados a la producción sustentable de alimentos y la bioeconomía.

“Estamos presentando una propuesta innovadora de regulación y planificación -comenzó por definir Lifschitz-, que deja atrás la historia de conflicto entre lo urbano y lo rural, y plantea un modelo de integración y desarrollo territorial equilibrado, con acento en la promoción, es decir, que busca multiplicar y potenciar a los productores, y no meramente hacer eje en las prohibiciones y el control. Es un modelo superador que apunta a establecer un ciclo virtuoso, promoviendo la producción sustentable de alimentos, los servicios ecosistémicos y la salud socio ambiental”.

En tal sentido, el titular de la Cámara baja añadió: “Tendremos más producción, con mejor calidad y seguridad, porque se va a potenciar la producción la producción sustentable de orientación agroecológica, que cada vez es más demandada por la población. Esto beneficiará a pequeños productores, generando fuentes de trabajo y desarrollo local; además se propiciará el desarrollo de actividades conexas como servicios e insumos para este tipo de producciones y también fábricas que agreguen valor, que elaboren alimentos y subproductos”.

La presentación de la iniciativa se realizó durante un encuentro virtual con unos 60 referentes de organizaciones sociales y de emprendedores, productores de alimentos de áreas metropolitanas, INTA, referentes de la agricultura familiar, representantes de las universidades nacionales de Rosario y el Litoral, Colegio de Ingenieros Agrónomos, Federación Agraria Argentina, el Foro de la Soberanía Alimentaria, la Bolsa de Comercio de Rosario y empresas productoras de alimentos. También participaron cocejales y legisladores provinciales.

Creación del suelo periurbano
El proyecto crea la figura del suelo periurbano, esto es, una interface entre lo rural y lo urbano. Es un tipo de suelo dedicado especialmente a la producción de alimentos de cercanía con el objetivo de fortalecer la seguridad y soberanía alimentaria de pueblos y ciudades. A su vez, estos espacios son estratégicos para responder a las nuevas demandas de la sociedad por una ruralidad multifuncional, capaz de desarrollarse en armonía con valores sociales y ambientales.

La identificación del suelo periurbano incluye tanto aspectos cuantitativos como cualitativos para su zonificación, de modo de evitar las incompatibilidades con los usos urbanos y rurales, por un lado, y jerarquizar aspectos históricos, paisajísticos, identitarios y territoriales propios de cada localidad o región. Esto, a su vez, facilita el ordenamiento de las actividades y prácticas productivas factibles de desarrollarse en las adyacencias urbanas.

Otra ventaja de contar con suelo periurbano es que rescata los principios de la salud socio-ambiental y servicios ecosistémicos y promueve los principios de la sostenibilidad en el territorio, conservando el equilibrio del agroecosistema y su biodiversidad.